25 octubre, 2013

Fin de semana de outono


Vou pasar a fin de semana enfrascada na lectura do meu último descubrimento: Thomas Bernhard. Quizais me pase por un concerto hoxe, sin demasiadas expectativas, e logo poñerei rumbo a Vilalba para meterme detrás da cociña e ler mentres de fondo escoito a televisión, co volumen demasiado alto porque meu pai xa non oe moi ben. A pereza é a viaxe, porque logo , unha vez alí, o tempo detense e a vida discorre distinta, como si estivese noutro planeta, por suposto moito máis amable.
Nas aldeas sempre se cociña rico, pero cando vou, mamá fai o imposible para deleitarme, e prepárame á carta o que máis me gusta. Hoxe apetécenme cogumelos. Pensando nos cogumelos estou xa ansiosa porque chegue o día de mañá para verme sentada á mesa , quentiña na cociña, comendo coa familia. Despois de comer, parecería que cada un vai ao seu, porque papá vaise inmediatamente para a cama -o tratamento que toma manteno sempre agotado e sonnoliento-, mamá ponse a dormitar deitada no banco da cociña , miña irmá conectase nunha esquina da mesa ao seu portátil e o meu cuñado ponse uns auriculares e ve calquera serie de moda no seu ordenador, tamén sentado no banco da cociña. E eu, que nunca levo o meu portátil cando vou a Vilalba, séntome  diante da televisión e finxo ver calquera película mala de Antena 3 mentres simplemente disfruto da calor da cociña, da casa, da familia...

23 octubre, 2013

"Tenía su propia religión, como es natural no la católica, lo que no hubiera sido posible en casa de su padre, mi abuelo, que tenía del catolicismo una opinión aniquiladora. La Iglesia católica era para él un movimiento de masas totalmente vil, nada más que una asociación embrutecedora de los pueblos y explotadora de los pueblos para recaudar incesantemente el mayor capital imaginable; a sus ojos, la Iglesia vendía sin escrúpulos algo que no existía, a saber, un Dios bueno y, al mismo tiempo, también malo, y expoliaba en todo el mundo, de millones de formas, hasta a los más pobres entre los pobres, con el único fin de aumentar incesantemente su fortuna, que tenía invertida en gigantescas
industrias y en infinitas montañas de oro y en igualmente infinitos montones de acciones en casi todos los bancos del mundo. Todo el que vende algo que no existe es acusado y condenado, decía mi abuelo, pero desde hace milenios la Iglesia vende a Dios y al Espíritu Santo abiertamente, con absoluta impunidad. Y además sus explotadores, hijo mío, y por lo tanto los que mueven los hilos, viven en palacios principescos. Los cardenales y arzobispos no son más que recaudadores sin escrúpulos a cambio de nada. Mi madre era una persona creyente. No creía en la Iglesia, probablemente tampoco en Dios, al que su padre, mientras vivió,había declarado muerto una y otra vez, pero creía. Se aferraba a su creencia, aunque se daba cuenta también, como todos los creyentes, de que cada vez la dejaba más en la estacada."
 
Thomas Bernhard. Un niño
 



 
 


 
 
 
 

01 octubre, 2013

Octubre


Te miré un instante, hacía calor

y fuimos a la playa…

Luego se sucedieron los días.

Implacable el tiempo colocó las cosas en su sitio.

A veces se pierde un número de teléfono,

y no llegas a esa voz que te sobrecogió en el verano.

Octubre no perdona los errores

de las almas solitarias.

Fuimos a la playa, y eso fue todo.